Es:Gaudí y simbolismo masónico: Unterschied zwischen den Versionen
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Version vom 18. September 2017, 13:08 Uhr
Inhaltsverzeichnis
Gaudí fue masón sí o sí
El autor de la Guía de la Cataluña Mágica está convencido de que “Gaudí fue masón sí o sí”. En una entrevista para presentar su recorrido por los enclaves más secretos e insólitos de Cataluña, el periodista e ingeniero Carlos Mesa explica que había cosas que no encajaban en un Gaudí presentado como "extremadamente católico", por lo que empezó a investigar y se dio cuenta de que “hay muchos detalles en todas sus obras” relativos a la Masonería. “Su misma tumba tiene un símbolo masón e incluso su firma a veces la acompañaba de la escuadra y el compás, iconos inequívocos de la masonería”, afirma. Para encontrar estos pequeños detalles, solo hace falta "saber mirar". El contó con la inestimable ayuda de los guardias de seguridad que "están allá tantas horas de pie que observan detalles sobre los que tú no estás acostumbrado".
Fuente: El Oriente
Gaudí y simbolismo masónico
Fuente: El Masón Aprendiz El Periodico - Gente corriente 26/09/2011 - Olga Merino periodista y escritora
Joan Palmarola, estudioso de la masonería y Gaudí: Afirma que las obras del arquitecto están llenas de símbolos iniciáticos.
“Gaudí sería hoy un radical independentista”
Trato de distinguir al entrevistado, que aguarda puntual a las puertas del parque Güell, entre una marabunta de turistas demasiado ruidosos. Joan Palmarola (Seva, Barcelona, 1942) se conoce hasta el último recodo de este jardín imposible que diseñó Gaudí en su plenitud artística.
-¿Es usted masón?
-Digamos que sí. He sido presidente de algunas logias simbólicas y filosóficas. Si quiere, puede poner que soy autor del libro Masonería de perfección (grados 4º al 14º). Guía práctica para masones en activo. Por internet lo encuentra.
-¿Qué implica hoy ser masón?
-Una búsqueda espiritual y la defensa de la fraternidad. Es el tiempo el que te da la pátina del conocimiento. Si el demonio tuviera solo un año, no sería demonio; lo engañaría todo el mundo. Existen muchos ritos masónicos: los hay esotéricos, sociales, laicistas, revolucionarios…
-¿Los masones creen en Dios?
-En general, creen en el Gran Arquitecto del Universo.
-¿Cuántas veces habrá pisado usted el parque Güell?
-¡Buf!, incontables. En ocasiones vengo con pequeños grupos para descubrirles símbolos iniciáticos. ¡El parque está plagado! Mi pasión por Gaudí nació hace unos 12 años… El escritor Josep Maria Carandell es quien defendió con más firmeza la tesis de un Gaudí iniciado en la masonería.
-¿Y usted la rúbrica?
-Sí, y también iniciado en otros asuntos. El espiritismo no debía de resultarle ajeno. El mundo de Rudolf Steiner y la antroposofía tampoco le eran desconocidos, seguro.
-Pero eso se contradice con su profunda religiosidad.
-Bueno, lo de la extrema religiosidad habría que matizarlo. En su juventud, el arquitecto fue republicano y anticlerical.
-El nombre de Gaudí no aparece en ninguna logia de la época.
-Un documento que así lo atestigüe, firmado por siete notarios, no existe, desde luego. Pero su obra está llena de símbolos. No habría desarrollado esos símbolos de no haberlos conocido.
-¿Por ejemplo?
-El atanor, sobre la escalinata de la entrada al parque.
-¿El qué?
-El atanor u hornillo de fusión. Es un instrumento, con forma de trípode, que se usaba en los laboratorios alquímicos. En su interior contiene una piedra sin desbastar, en bruto, que representa al iniciado masón. Cuando le da el sol a una hora determinada, produce una sombra, una figura que hace un signo masónico.
-¿Qué signo?
-Si ve la sombra, lo entenderá.
(La entrevistadora pide permiso para encender un pitillo).
SEnDEn 1904, Gaudí todavía fumaba puros habanos. Hay una foto suya, en Montserrat, fumando en el aire puro...
-¿Por qué ustedes, los masones, son tan secretistas?
-Porque no hace falta comentar lo de la sombra... ¿Ve aquel sombrerete que corona el pabellón en la entrada del parque? Representa una amanita muscaria, una seta alucinógena.
-¿?
-El escritor anarquista Joan Llarch sostiene que Gaudí podría haber ingerido ese hongo para alcanzar un estado alterado de la conciencia. El día en que fue atropellado por un tranvía, la gente que lo rodeaba comentó que estaba borracho. Y en la primera casa de socorro, anotaron en la ficha «e. em.»; es decir, estado de embriaguez.
-¿Es cierto que le encontraron en los bolsillos un puñado de frutos secos y un papel con fragmentos del Apocalipsis?
-Gaudí era vegetariano y comía muy poco. Se alimentaba a base de pasas, higos secos, nueces, avellanas… Todas las cosas de su vida las llevaba a la máxima radicalidad. Si hoy estuviera vivo, sería radicalmente independentista.
-¿A quién votaría?
-No entraría en el juego de nadie. Se habría de diseñar un partido especial para él. Era muy radical, y no permitía que nadie le llevara la contraria. O lo matabas -en el sentido figurado, ya me entiende- o le dabas la razón.
-¿Y qué pensaría de la continuación de la Sagrada Família?
-Le saltarían las lágrimas de la risa porque se ha seguido al pie de la letra lo que él quería. Con la fachada de la pasión, me temo que no estaría tan de acuerdo.
Fuente: EL PERIÓDICO de CATALUNYA
El simbolismo masónico en Gaudí
El arquitecto Antoni Gaudí i Cornet, fue el máximo representante del Modernismo catalán y uno de los principales pioneros de las vanguardias artísticas del siglo XX.
Que Gaudí fue católico practicante y devoto no cabe la menor duda y que algunos de los símbolos utilizados por el genial arquitecto son, sin más, cristianos, tampoco (M de María, cruces, etc.). Ahora bien, existen otros símbolos en su obra que exceden el ámbito de la simbología católica y su explicación no puede reducirse estrictamente a ella. Lo que realmente sorprende es que una personalidad católica ortodoxa como la suya, en principio, utilizase símbolos que tenían significados muy concretos fuera del cristianismo y carecían de ellos en el interior de la ortodoxia romana.
Así pues, podría decirse que Gaudí experimentó una vía autónoma en el terreno de la espiritualidad, situada, eso sí, dentro de la ortodoxia católica, pero con una práctica que iba más allá del catolicismo. Y es que en las construcciones gaudinianas abundan signos y símbolos que son patrimonio de determinadas Sociedades.
Todos los biógrafos de Gaudí coinciden en señalar que durante su juventud, el arquitecto sintió interés por las ideas sociales avanzadas de Fourier y Ruskin, además de mantener relaciones con los movimientos sociales más avanzados de la época. Su amistad con socialistas utópicos y anarquistas relacionados con los medios masónicos, que se evidencia en sus primeros trabajos, da pie a pensar que fue quizá en estos medios en donde Gaudí contactó con una Logia. Incluso se sabe de su pertenencia a curiosas asociaciones de excursionismo de la época (cuya finalidad iba más allá de las simples salidas y meriendas campestres).
Símbolos masónicos en Gaudí
En la obra de Gaudí se hallan innumerables ejemplos de simbología esotérica relacionada con la masonería, la alquimia y el hermetismo. Éstos son sólo algunos de los más destacados:
Horno de fusión o atanor
El horno de fusión o atanor es el instrumento más característico de un laboratorio alquímico. En el Parc Güell, sobre la escalinata de la entrada, nos encontramos con una estructura en forma de trípode que en su interior contiene una piedra sin desbastar, en bruto, perpetuamente mojada por un pequeño surtidor. Este elemento representa la estructura básica de un horno de fusión alquimista y es una copia del modelo que aparece en un medallón del pórtico principal de la catedral de Notre-Dame de París.
Básicamente, el atanor consta de una envoltura exterior compuesta de ladrillos refractarios o cemento. Su interior está lleno de cenizas que envuelven el "huevo filosófico", la esfera de vidrio en cuyo interior se halla la materia prima o piedra sin desbastar. Un fuego situado en la parte interior es el encargado de calentar el huevo, pero no directamente, ya que es difuminado por las cenizas.
La alquimia, además de una técnica espiritual o forma de mística, se basaba también en el trabajo sobre minerales y operaciones físicas concretas y se caracterizaba por la equivalencia o paralelismo entre las operaciones del laboratorio y las experiencias del alquimista en su propio cuerpo. De esta manera, el atanor representaba la reproducción del cuerpo, el azufre era el alma, el mercurio era el espíritu, el sol el corazón y el fuego la sangre.
Las etimologías de la palabra atanor son dos: por un lado derivaría del árabe "attannûr", horno y por otro procedería de la palabra griega "thanatos", muerte, la cual, precedida de la partícula "a", expresaría el significado "no muerte", es decir, vida eterna, etc.
Los tres grados de perfección de la materia
Aquí hacemos referencia a la piedra en bruto que se encuentra en el interior del atanor. La piedra sin desbastar representa el primer grado de perfección de la materia, el segundo grado viene representado por la piedra desbastada en forma de cubo, y en tercer lugar un cubo acabado en punta, es decir, con una pirámide superpuesta. En la simbología masónica estas tres formas representan también las tres posiciones que se pueden ir asumiendo dentro de la Logia: aprendiz, compañero y maestro; tal como eran los grados tradicionales de las hermandades obreras medievales.
Gaudí plasmó en la torre Bellesguard, también conocida como Casa Figueras, todo este simbolismo. La estructura del edificio, situado al pie de la sierra de Collserola y construido con piedra y ladrillo, está formada por un cubo coronado por una pirámide truncada.
La orden de los francmasones dice que "cada hombre debe tallar su piedra". Y es que esa piedra será tanto la piedra angular del templo como la piedra angular de la personalidad del masón. El trabajo ulterior de perfeccionamiento consistirá en superponer una pirámide al cubo.
La cruz en seis direcciones
Este elemento que se halla en la mayoría de proyectos y construcciones gaudinianas como una manera de obsesión, es una representación de un principio arraigado a sus creencias pero situado, al menos formalmente, dentro del campo de la Iglesia.
Gaudí utilizó dos técnicas para realizar las cruces en seis direcciones:
La primera la podemos encontrar en el colegio de Santa Teresa de Barcelona y es un desarrollo evidente de la piedra cúbica; se trata de la proyección espacial de la piedra cúbica.
En el "Turó de les Menes" del Parque Güell figuran tres cruces que no son más que dos taus a las que se han superpuesto sendos cubos coronados por sus correspondientes pirámides. Estas taus indican las direcciones norte-sur y este-oeste y entrelazadas, nos indican los cuatro puntos cardinales. La tercera cruz, por su parte, es una flecha que indica una dirección ascendente.
Inicial de la palabra tierra, la tau es un símbolo de origen remoto que aparece en monumentos megalíticos de las islas Baleares en forma de taules (un pedestal sosteniendo una superficie pétrea).
Dentro de la francmasonería, la tau tiene un simbolismo preciso. Por una parte, representaría a Matusael, el hijo de Caín que crearía este símbolo para reconocer a sus descendientes y, por otro, sería el signo de reconocimiento que realizaría el oficiante con la mano derecha en la ceremonia de acceso al grado de Maestro.
La X
Tiene una gran importancia en el simbolismo masónico. Este símbolo se encuentra en las bóvedas de la cripta de la Colonia Güell, donde está repetido hasta trece veces, y también en el pórtico del Nacimiento de la Sagrada Familia, en la cruz que corona el Árbol de la Vida, que muestra una descomunal X. Este símbolo se realiza sobre la base de un hexágono regular y éste forma el perímetro interior de dos triángulos equiláteros entrelazados, los cuales formarían la estrella de David, que sería la notación alquímica de los cuatro elementos básicos. El hexágono es una forma muy repetida en la obra de Gaudí, del cual incluso se puede extraer un cubo volumétrico si dividimos el hexágono en tres rombos. Cabe recordar que la X, además, es la notación alquímica del Crisol, un instrumento necesario para la obra hermética. Asimismo, la X también está relacionada por tradición con el apóstol Andrés, crucificado sobre esa forma.
El pelícano
Este animal, en otro tiempo símbolo de Cristo, lo podemos encontrar en el Museo de la Sagrada Familia y estaba destinado al Pórtico del Nacimiento. Una de las versiones más conocidas sobre la figura del pelícano es la que habla de que sentía un amor tan fuerte por sus hijos que, en el caso de pasar hambre, se abría el vientre con su propio pico para alimentarlos. Otra versión dice que, irritado porque sus crías le golpeaban con las alas, las mataba y luego, arrepentido, se suicidaba clavándose el pico en el vientre. En una última versión del tema se descarta el suicidio y que se clave el pico en el vientre y se habla de que sus lágrimas resucitan a sus crías muertas.
El grado 18 de la orden de los francmasones, denominado "grado Rosacruz", tiene como símbolo al pelícano en actitud de abrirse el vientre y rodeado de sus hijos; sobre su cabeza hay una cruz con una rosa roja incisa y la leyenda I.N.R.I.
El pelícano representa la chispa divina latente que anida en el hombre, su sangre es vehículo de vida y resurrección y su color es blanco, simbolizando la superación de la primera fase de la obra alquímica. La tercera fase supone pasar a través de la experiencia del rojo, que queda plasmada en la explosión de una gran rosa roja en el centro del pecho.
La salamandra, la serpiente y las llamas
Cabe hacer una interpretación hermética de la simbología de este elemento, que es la única integradora de todo el conjunto: una cabeza de serpiente situada en el centro de un gran disco, envuelta en llamas y éstas de agua.
Los hermetistas eran conocidos como "filósofos por el fuego" y su obra se basaba en ordenar el caos; como al principio de los tiempos la ruina y el mal se extendieron por el mundo por obra de la serpiente, para ordenar ese caos es necesario quemarla. Así, el círculo simboliza el caos, la oriflama es la llama que contiene el azufre y la serpiente es el espíritu mercurial.
El lagarto
Es el animal que baja desde el atanor hasta el disco descrito anteriormente y que se ha interpretado como una salamandra, una iguana, incluso un cocodrilo, pero su característica más importante es su dorso sinuoso. Se trata de una imagen estática que sugiere una sensación de movimiento muy acusada, una nueva representación del mercurio originario, una reiteración de las funciones del atanor, es decir, obrar la separación, decantar las partes fijas del mineral de las volátiles.
Las escalinatas del Parque Güell se nos presentan así como un paradigma hermético que contiene los principios de la obra y no en vano son muchos los textos alquímicos que insisten que toda la obra se realiza a través del mercurio.
El árbol seco y el árbol de la vida
El amor de Gaudí por la naturaleza estuvo siempre presente en toda su obra. Sus construcciones están llenas de elementos ornamentales que hacen referencia al reino vegetal. El simbolismo alquímico está repleto de imágenes relacionadas con la agricultura y el reino vegetal.
El Árbol Seco representa el símbolo de los metales reducidos de sus minerales y fundidos; la temperatura del horno les ha hecho perder vida y, por lo tanto, deben ser vivificados. En el Árbol Seco siempre existe una chispa de vida, aquella que puede hacer posible su resurrección; de hecho, siempre pueden verse en él algunas hojas que indican la posibilidad de que reverdezca de nuevo. La imagen del Árbol Seco fue colocada por Gaudí en sus obras capitales, representando una naturaleza vegetal petrificada que mantiene, sin embargo, un foco de vida. Muchas de estas imágenes se hallan en el Parque Güell.
El Árbol de la Vida, como bien indica su nombre, es el árbol inmortal, el símbolo de la vida eterna. La representación iconográfica más reiterativa de esta clase de árbol es el ciprés. El arquitecto catalán lo sitúa en el centro del pórtico del Nacimiento de la Sagrada Familia, rodeado de palomas blancas, que a su vez, simbolizan las almas renovadas que ascienden hacia el cielo.
El dragón ígneo y el laberinto
La imagen del dragón es una constante en la obra de Gaudí. Ciertamente, es una imagen que asociamos de forma inmediata a la leyenda de Sant Jordi, patrón de Cataluña, pero, a diferencia de otros arquitectos modernistas, Gaudí lo representa siempre de forma solitaria. El dragón situado en la verja de los pabellones Güell está inspirado en "La Atlántida" de Verdaguer; se trata de un dragón encadenado que custodia el acceso al jardín de las Hespérides.
El dragón está ligado al simbolismo de la serpiente, no es otra cosa que una serpiente con alas que arroja llamas por la boca o la nariz. Los rosacruces introdujeron imágenes de caballeros que clavaban sus lanzas en dragones furiosos. Al analizar las características míticas de este animal, su ardor ígneo aparece como la representación de nuestros instintos más incontrolables. Vencer esta fuerza, dominar nuestro espíritu, supone la posibilidad de penetrar en los dominios del Ser.
Fuente: LA VANGUARDIA