Es: Mama Killa

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Mama Killa

Mama Killa (Mama Quilla) “Yo soy todo lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será. Jamás mortal alguno ha levantado mi velo. El fruto que he engendrado es el Sol" La Madre Luna, en quechua Mama Killa (Mama Quilla), para los antiguos peruanos era hija del dios Wiracocha, que era el dios todopoderoso que tuvo la facultad de construcción de todo lo visible e invisible sobre el planeta. Ella era a la vez madre, hermana y esposa del Dios Sol Inti, así como madre de todas las estrellas del firmamento. De ella se tenía una estatua en el Templo del Sol, en el que una orden de sacerdotisas le rendía culto. Siendo la máxima deidad femenina, acompañaba al dios Inti en igualdad de rango en la corte celestial.

En los rituales Mama Killa era representada por un disco de plata que destellaba rayos que simbolizaban su poder divino; básicamente era objeto de veneración para las mujeres, quienes le pedían consejo y protección. En su honor los incas celebraban un ritual sagrado llamado Coya Raymi.

La Luna ha sido el símbolo atemporal y universal que ha representado a la mujer en las creencias de todas las civilizaciones del planeta. Para el hombre primitivo la Luna era el símbolo natural de la esencia femenina, en contraste con la esencia masculina considerada de carácter solar. La íntima conexión entre muchos ritos de fertilidad femeninos y la Luna se manifiesta por su asociación con una simbología referente a los órganos reproductivos femeninos, a la gestación y al parto. En las civilizaciones costeras y andinas de América pre-hispánica el culto a la Luna fue ampliamente generalizado.

En la cosmovisión inca, la madre Luna (Mama Killa), madre, hermana y esposa del padre Sol (Taita Inti) era la guardiana y protectora de todas las manifestaciones y aspectos femeninos del universo quechua.

Los cambios que el astro manifestaba durante su ciclo orbital derivaron en un calendario lunar que regía diversos aspectos del universo andino y funcionaba de manera paralela al calendario solar. En términos específicos, la Luna y sus fases indicaban los periodos de gran fertilidad de la tierra (Mama Pacha) y ejercían influencia directa en la fertilidad de las mujeres.

El culto a Mama Killa era conservado, participado y celebrado exclusivamente por mujeres. Las sacerdotisas de la Luna pertenecían a la élite femenina del antiguo Perú, eran muy numerosas y tenían un templo principal en Qorikancha. Estas sacerdotisas vestían largas ropas color gris plata y mantos del mismo tono y llevaban pendientes de plata que emitían un sonido metálico que advertía su presencia a los hombres, que estaban prohibidos de mirarlas. Las sacerdotisas de la luna eran conocidas como grandes curanderas y mujeres muy sabias, ellas conocían los secretos de las plantas y eran hechiceras muy afanadas, por lo cual se les consideraba madres de la medicina y la magia, por eso la luna era reverenciada con mucho temor. Dentro del concepto universal de mitología lunar, la conexión con Killa Mama es la que le otorga a la mujer quechua los secretos de la magia, el encanto, la belleza, la fuerza de lo invisible, el conocimiento de los ciclos y la sabiduría femenina; también le recuerda vulnerabilidad.

Es a ella a quién las mujeres andinas ofrendaban para pedir protección para las niñas, las parturientas y los bebés recién nacidos. Siendo protectora de los sentimientos y los sueños, era también reverenciada por los enamorados que le pedían protección para sus amores. En el décimo mes del calendario inca, Coya raymi (Setiembre), al comienzo de la temporada de lluvias – equinoccio de primavera - durante la primera noche de Luna nueva, se llevaba a cabo el Quillamama raymi, una gran celebración en honor a la Luna, una fiesta especial para las mujeres. La fiesta se iniciaba dentro del templo de Qorikancha, en el altar de la Luna, luego proseguía con una caminata nocturna y silenciosa hacia Saqsaywaman; allí en el templo de Mama quilla, se encendían antorchas que iluminaban la noche con destellos al cielo reflejados por fuentes de plata, luego hacían vibrar delgadas láminas de plata que emitían un sonido que rompía el silencio para llamar la atención de la luna. Se quemaban esencias y perfumes, se regaba el agua con aceites aromáticos y arrojaban al cielo reflejado en el agua, peines, espejos agujas, adornos de mujer y filigranas de plata miniaturizadas, también quemaban en fogatas lana blanca de llama y ropa fina de mujer.

En la actual provincia de Anta del departamento de Cuzco – Perú, ubicada a 3.600 m.s.n.m. se encuentra el santuario de Quillarumiyoc (la piedra de la luna) que está considerado como el único centro arqueológico ceremonial dedicado a la mujer. Quillarumiyoc ocupa una enorme área de terraza construida con el mismo estilo de Saqsayhuaman, Chincheros y las partes superiores de Ollantaytambo (antiguos sitios sagrados localizados en el Cuzco). La Huaca ó réplica de piedra de un Apu (montaña sagrada) es un símbolo tallado sobre una de las rocas más grandes y representa un antiguo templo dedicado a la divinidad de la esencia y la expresión del principio femenino