Es: Las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés y su Refundación
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Las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés y su Refundación
Lo cierto que una vez fallecido el querido amigo y Hermano Charles Porset, queda otro gran referente en el Gran Capitulo General del Rito Francés del Gran Oriente de Francia (GCGRF-GOdF), cuya lucidez ya dejó ver en el libro: Symbolisme et franc-maçonnerie (entre l´equerre et le compas), se trata de Jean-Charles Nehr.
Ni que decir tiene, que es uno de mis autores referencia en lo que atañe al Rito Francés y la verdad es que pese a su cargo como Conservador del Vº Orden en el seno del Gran Capitulo General del Rito Francés del Gran Oriente de Francia, digamos que ejerce más bien poco de intelectual orgánico, y eso lo avala, tal y como lo demuestra su lucidez en el trabajo de Notes sur le choix des ritules lors de la refondatión en 1999 du GCG du GOdF, publicado en la Revista Joaben, nº 6 de enero del 2012 que trataba el tema: Sources et esprit du Rite Français, Colloque de Lyon -2015.
El artículo publicado, plantea unas de las cuestiones que ya he tratado más veces en este blog, y es el acercamiento de las membresías capitulares a los rituales de las Ordenes de Sabiduría, (OS) (Altos Grados del Rito Francés) mostrando la peculiaridad de la membresía e idiosincrasia de los miembros del GCGRF-GOdF, teñidos en general de un fuerte carácter republicano y vivos matices laicistas, cuyos rol asumen como garantes de los valores de la República, propuesta o rol que de varios modos parece chocar con la estructura ritual de las Ordenes de Sabiduría del siglo XVIII, y los trabajos de codificación del Régulateur des Chevalier du Maçon en 1786, al decir de algunos Hermanos historiadores del RF, como Ludovic Marcos o Gerard Contremoulin.
Parte de esta problemática, la expuse en el trabajo publicado anteriormente sobre el Rito Francés y la cuestión bíblica, en un acercamiento a un trabajo de Pierre Mollier, y que aquí de nuevo Nehr lo vuelve en parte a plantear y en parte darnos como resuelto tras el affaire de la Refundación de la OS en 1999, aunque a la vista de la lectura del artículo, el tema no parece quedar tan claro y rotundo como parece.
Volvemos, nada más arrancar con la lectura del artículo, sobre la duda que ya planteaba Pierre Mollier, y que siempre nos planteamos cuando se tratan estos temas. ¿el huevo o la gallina? O sea, Rito Francés o debiéramos ser más exactos y decir Rito Moderno.
Esto último, me parece la acepción que más se ajustaría a las Ordenes de Sabiduría que recoge el Régulateur des Chevalier Maçons.
Una vez se reflotan, tras 150 años de abandono de la Ordenes de Sabiduría en el seno del GOdF, entidad suprema en lo simbólico, aunque serán los Altos Grados del REAA, quienes guarden el resto de las esencias durante esos años el quehacer masónico del GOdF, e incluso hoy, pues no en vano son mayoría, y tiene un proyecto, un “sen”, y una proyección, sin que por ello quiera menoscabar que el Gran Capitulo General vuelve a la palestra con su refundación y una interesante propuesta.
Labor que no fue moco de pavo, tal y como comentaron en su momento Cécile Révauger y Ludovic Marcos, en un interesante libro: Les Ordres de Sagesse du Rite Français, grados que estuvieron 150 años en una total marginación en el seno del GOdF, bajo la estructura escocista (REAA) que comandó los designios de la Obediencia en los Altos Grados, durante años.
Tras la importante labor de refundación de 1999 (intensa y complicada), a este respecto Nehr, nos indica que se planteó la cuestión de hacia dónde orientar los pasos rituales de la nueva plataforma de los Grados Capitulares del RF.
«Unos, por fidelidad hacia las prácticas de los años 1784-1786 optaron por la utilización de los rituales llamados «de origen», en particular aquellos contenidos en el Régulateur des Chevaliers Maçons de 1801. Otros, en cambio preferían transformar los textos antiguos para fabricar unos nuevos en pro de la laicización»
Posición esta un tanto difícil, en la cual siempre se ha movido la estructura del GOdF, entre la fidelidad a las viejas fuentes, como sucedió en la masonería simbólica con respecto al Régulateur du Maçon al cual, en parte, se renunció en 1850 para ir de reforma en reforma en función de los intereses políticos ideológicos de cada momento, pero sabiendo que cada paso les alejaba de un tronco simbólico, con la paradoja, que se añoraba encontrar, lo cual al final se hicieron diversos injertos simbólicos a través de las llamadas reformas Groussier, y que han seguido en marcha hasta el día de hoy con los rituales de Referencia de RF del GOdF.
Con las Ordenes de Sabiduría, se repetía la misma historia, con la dificultad añadida de que las codificaciones del Régulateur des Chevalier Maçons, no habían dejado muy contentos a los partisanos de una óptica ritual más laica.
Cosa esta, que en parte fue posible abordar en la estructura simbólica del RF, ya que los «Modernos» habían partido de posiciones muy galicanas, y con una estructura ritual, que no se arraigaba en estructuras arcaicas, digamos que la base ritual muy primaria no se sostenía en las grandes epopeyas bíblicas, más allá de la creativa legenda del Maestro Hiram y la creación del 3º; pero claro, con las Ordenes de Sabiduría la cosa no fue posible, puesto que su nacimiento y desarrollo en el Continente, y la mezcolanza entre el catolicismo y las Luces dieron como respuesta una serie de grados que iba a plantear pasando el tiempo una serie de problemas conceptuales importantes.
La espina dorsal de estos Altos Grados, se asientan sobre la estructura bíblica, con el agravante de una serie de grados cenitales, como el Caballero Rosacruz o el Caballero Kadohs, cuya composición y estructura, está reforzada aún más por las cuestiones alquímicos-herméticas y caballerescas y rosacrucianas, en las cuales están inmersos de pies a cabeza pues toda la concepción masónica de los Altos Grados, sean de un rito o de otro.
Por tanto, es muy difícil devaluarlos conceptualmente para de este modo poder ajustarlos a las necesidades de una ritualidad laica, como pretendían muchos Hermanos de la estructura de grados del Rito Francés capitular en la Refundación de 1999.
Frente a este dilema, Nehr nos cuenta en parte la tesitura a la que se enfrentó el Congreso refundacional del GCGRF-GOdF en la Rochelle, en marzo de 1999, que dadas las posturas irreconciliables que había, se optó por una cuestión salomónica «y se estimó que cada Capitulo refundador podía continuar con la práctica ritual que se le había dado. Pero de cara al futuro, los nuevos Capítulos, después de la refundación debían utilizar los rituales de «referencia», rituales que habían sufrido numerosas y profundas mutaciones que el GOdF había conocido después de ciento cincuenta años».
Nehr, no nos expone de que mutaciones estamos hablando, para de este modo poder sopesar los cambios y su importancia.
Esta cuestión además derivó en otra casi más esencial, expuesta sobremanera por parte de aquellos que tomaron la segunda opción, que era la de «Construir los nuevos rituales»; ante lo cual muy lúcidamente Nehr, planta dos cuestiones que rápidamente se pusieron sobre la mesa, al abordar su construcción.
¿Qué método utilizar para encontrar los rituales pertinentes?
¿Cuáles serían las consecuencias prácticas de escoger este método de construcción de los rituales?
A partir de este momento, Jean-Charles Nehr, plantea en su trabajo como desarrollaron una reflexión sobre «el método propuesto, y el cuestionamiento de su sentido a partir de la meta a alcanzar».
«Ello supuso, por un lado, cuestionar el sentido de los rituales y analizar estos de forma profunda, con una profundización sobre el corpus ritual desde la creación del Gran Capitulo General de Francia en 1784, y el Soberano Capitulo Metropolitano de 1786».
Evidentemente una forma coherente de abordar el estudio, fue tratar de entender el sentido que los redactores de los rituales quisieron expresar en su momento, lo cual hizo que se intentara exprimir al máximo esa estructura «tan importante de la transmisión», de este modo se podía ver y analizar en las estructuras rituales su «encadenamiento: sentido-lenguaje-estructura, y, sobre todo, sí ello era compatible con los fundamentos del Gran Oriente de Francia del siglo XXI».
De lo contrario, sí algo no correspondía a esos criterios pues «proceder a las transformaciones necesarias para restaurar la compatibilidad. Nuestro estudio nos llevó a una subespecie de compatibilidad».
Otra cuestión interesante que expone el profesor Nehr, era sí comenzar el trabajo de examen de las Ordenes de Sabiduría, bien por la IVª Orden, o en cambio empezar por la Iª Orden, con el objeto de poder ver mejor la arquitectura de las Ordenes precedentes.
En este caso, comenzaron por el ritual de Recepción de la IVª Orden, que comportaba una la lectura en dos etapas: «El Maestro de Ceremonias acompaña a un Caballero del Oriente, errante por el bosque y las montañas, el cual ha perdido la Palabra que desea reencontrar. El Muy Sabio propone entonces, que para descubrirla sea a través de una “nueva Ley” . El postulante logra a través de los tres viajes descubrir la belleza de la nueva Ley, y descubrir las tres virtudes que le pueden guiar en su búsqueda, a saber: Fe, Esperanza y Caridad, virtudes que le serán necesarias para reencontrar la palabra perdida».
Por otro lado, la citada segunda etapa, venía a continuación de la realización de la Obligación, tras la cual el postulante reemprendía nuevos viajes, para después de varias peripecias, «conocer que ha reencontrado la Palaba, anteriormente perdida, cuyo acrónimo es INRI, por Judea, Nazaret y Rafael y Judá», -y según explica el Hermano Conservador de la Vª Orden-, a pesar de que de dicha exposición consiente muchas interpretaciones posibles, «tanto por el contenido, como por la Palabra perdida[…] lo que según él, permite desconectar el relato de toda interpretación religiosa».
No deja de ser una explicación, o una justificación a mi juicio personal, un tanto floja, pues siempre me han extrañado diversas interpretaciones un tanto facilonas hayan calado con tanto éxito, como para dejar contentos aquellos que buscaban la total desconexión religiosa con los rituales, a los cuales parece que les ha convencido bien la reinterpretación del acrónimo INRI, cuando en realidad detrás de todo ésta propuesta, se encuentra todo un pasaje de arcas, que se sustentan, tanto en el fondo como en la forma, toda una estructura bíblico-religiosa.
Por tanto, llegados a este punto, cuando se habla del logro de un Ritual de Referencia, la incógnita a despejar es saber a qué se están refiriendo con esto a ¿algo totalmente nuevo, ritualmente hablando? O a ¿algo expurgado?
Cambiar el INRI (Jesús Nazareno Rey de los judíos), y convertirlo en una figura menos bíblica, y más filosófica y socializante como JURÉ, que nace de conjugar conceptos nuevos a partir de las iniciales de las diferentes temáticas que caracterizan a las 4 Ordenes de Sabiduría, a saber: 1 Orden: Justicia; 2º Orden: Unidad; 3º Orden; Reconstrucción, y 4º Orden: Esclarecimiento.
Desde luego es una propuesta entre otras, pero ese cambio se queda en algo minúsculo, al tenor de los textos que sustentan el resto del atrezzo conceptual que conforman todo el corpus ritual de las Ordenes de Sabiduría.
Digamos, que, para llegar hasta este punto, hemos adelantado poco, esa es al menos mi opinión personal, sin negar los problemas que todas luces presentan todas estas cuestiones que además traen consigo toda una serie de polémicas abiertas frente al dogmatismo ritual, y las que se suscitan por el hecho de proceder a la desnaturalización de los rituales, sin entrar en las temáticas de la legitimidad…etc.
El espíritu que perseguía con esa laicización ritual, queda claro, pero no creo que el hacer y la letra … estuvieran en ese camino, por mucho que Jean- Charles, Nerh nos plantee un panorama optimista dentro de su clásico pesimismo, y lo explica muy bien Cécile Révauger: «El espíritu del ritual tiene esa libertad de pensar sin estar prisionero de un dogma, de una religión revelada en particular. No se proponía redactar un ritual que fuera un himno a la laicidad de manera un poco ridícula, y sobre todo dogmática».
Que en parte fue lo que se intentó en 2007 con el proyecto de Ritual Contemporáneo Laico y Republicano, que por su parte lanzó el Capítulo cofundador del GCGRF (1999): Batisseurs du Futur, que a decir de C. Révauger sobre sus resultados, fue tanto como decir que «los hiatos entre la trama (ritual) del siglo XVIII y el léxico contemporáneo, frisaba el más espantoso ridículo», puesto que no habían comprendido seriamente la dificultad de la incompatibilidad entre el espíritu laico y los modelos rituales de los catecismos».
Por tanto, el tema de la conversión laica de los rituales siempre me ha parecido un reto cuasi imposible en cuanto a la estructuración de estos, salvo que se quieran cambiar los paradigmas de referencia, lo cual supone como poco, sacarle al pez (en este caso al ritual), toda la columna vertebral (biblioc-religioso), y colocarle otra espina dorsal distinta (greco-romana) por decir algo.
O sea, algo así como construir un nuevo proyecto ritual al modo Frankenstein, ¿Es ello posible? Realmente, no tengo opinión formada, y sin olvidar las otras preguntas claves ¿desde qué legitimidad se realizaría? Y ya el colofón final sería ¿Y para quién?
Los Hermanos de Blois lo platearon en su día, pero quedó en un utópico proyecto de proposición.
Porque tal cosa, supone mucho cambio estructural, mucho, conocimiento, muchas toneladas de consenso, y querer saber hacia dónde se quiere ir, y ya con esas respuestas e inconvenientes que ya sopesamos, intentar cambiar los paradigmas bíblicos, por modelos griegos u otras míticas, no niego que se pueda intentar, pero es una tarea ciclópea, que creo que interesa a pocos, por su envergadura y la poca proyección que tendría, sin pensar en los grandes requerimientos que ello precisaría: de voluntad, consensos, autocrítica, de cesión, etc.
Tanto es así, que, llegado un momento del artículo, el propio Nehr, se pregunta en su trabajo «¿sí todo ese esfuerzo valdría la pena, y sí las explicaciones aportadas, en el caso de los trabajos de la Refundación, más pequeños y ambiciosos, eran satisfactorios?»,
No dejaba de ser cierto que el relato que tenían en las manos se abría a otras reflexiones, teniendo en cuenta que había elementos esenciales que no parecían haberse tenido en cuenta en un primer momento, y eran dos cuestiones tan esenciales como por ejemplo el «discurso histórico de la IVª Orden, así como la decoración de las Cámaras, en las cuales se desarrolla la recepción», lo cual completaba todo un escenario a resolver.
Parece que estas reflexiones, y sus conclusiones les fueron llevando por derroteros que les hacía tener otra perspectiva acerca de la interpretación ritual, por tanto, tuvieron que desarrollar otros entendimientos, tras lo cual se terminó comprendiendo la volatilidad las construcciones humanas frente a la solidez de los «edificios espirituales», de hecho, J-Ch. Nehr trae a colación un trozo importante del discurso histórico para justificar en parte a donde habían llegado «Los masones abandonados a los rigores y vicisitudes de los tiempos […] la sabiduría del obrero, la solidez de los materiales a la ignorancia y la temeridad de los mortales por construir para su sublime y suprema inteligencia espiritual, cuya existencia no cesará jamás»
Por otro lado, el rol que jugaba el rey Salomón en la IVª Orden, como protagonista, y tal además como se muestran en la decoración de las Cámaras de Recepción de esta Orden, planteaban algunas reticencias, «en la 2ª Cámara está presente el libro de la Sabiduría de Salomón, ante el cual el candidato realiza su Obligación, leyendo la parte final de ese discurso «no es sin motivo que […] los verdaderos Maestros adoptarán por jefe a uno que está dotado del don celeste de compartir la ciencia y la sabiduría y no es sin razón que los filósofos establecieran sus trabajos sobre el célebre Templo, elevado a la gloria del Más Alto, por la sabiduría de los mortales, Salomón»
Sin embargo, sí que Nehr, era consciente de que Salomón lo representa todo, en su excelsa sabiduría, pero también era el rey de la «vanidad de las vanidades, donde todo es vanidad» y que además la decoración de la Cuarta Cámara, planteaba otra problemática «la Pasión de Cristo en una primera parte el Oriente, una cruz rodeada de una gloria […] tres gradas más abajo sobre ellas tres circunferencias y tres triángulos para formar la cima, que alegóricamente representa el santo monte sobre el cual el hijo del Gran Arquitecto del universo, expira. En la cima una estrella flamígera […] en su parte central la letra G, que representa el hijo de hombre resucitado con toda su gloria»
Lo cual, sigue Nehr, hay que ser «consciente de que se está ante una descripción puramente crística, -y ello nos invita, dice- a adoptar una nueva ley para redescubrir la palabra perdida entregada por Jesús a la humanidad, […] al principio era la palabra, “logos” en el texto hebreo, que viene acompañada de tres virtudes: Fe, Esperanza y Caridad, las cuales se deben adoptar necesariamente para reencontrar la palabra»
Pero no era solo eso, sino que, por otro lado en la Clausura de la Tenida, de la IVª Orden, esta se hace mediante un diálogo entre el Muy Sabio y el Primer Vigilante «¿Cuál es la hora el Perfecto Masón, la respuesta es: ¿El momento en la palabra es reencontrada […] o la nueva ley masónica debe reinar sobre todos los trabajos […] ¿Así se siga esta Ley, puesto que ella después de todo es la maravilla que golpea nuestros ojos»?
Está claro, como reafirma Jean-Charles Nehr que «esta interpretación era aceptable para los masones del GOdF durante la constitución de la Obediencia (1877), cuando se afirmaba los principios de la existencia de Dios y la inmortalidad,[…] e incluso entra dentro de los presupuesto de la GLUI, e incluso hoy para los miembros del Gran Capitulo General dentro del cuadro de las Constituciones del Gran Oriente de Francia se nos dicen dos cosas: la francmasonería trabaja para la mejora material y moral, y perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad […] Considerando las concepciones metafísicas… ella rehúsa toda afirmación dogmática»
Ante esto, queda por saber ¿cuáles han sido las derivas por las que se fue el proyecto de revisión de los rituales, y las consecuencias prácticas de esa pretendida construcción?
La respuesta que da el estudioso Jean-Charles Nehr «es que la felicidad prometida de un hipotético futuro la aporta el artículo primero de la Constitución del GOdF; que propone la búsqueda del esclarecimiento del hombre (construcción del templo interior) en el seno de una sociedad que permita el esclarecimiento (Construcción del Templo exterior)».
«Dicho esclarecimiento, -según nos dice, el autor francés que seguimos en las reflexiones, vienen de la mano de un proyecto de reordenación sucesiva en varias etapas entra las que se encuentra la posible ordenación armoniosa de las Ordenes de Sabiduría desde la concepción que nos va a exponer».
Lo que a continuación expongo es lo que yo entiendo como la Renuncia, tácita y expresada- a la Tradición de los «Modernos» por parte del GOdF
Quedando claro, la dificultad en el abordaje de la revisión laica de los rituales, nos planteamos una serie de dudas e incógnitas, que precisamente estos mismos días, uno de los referentes del RF y de las Ordenes de Sabiduría, y bloguero por excelencia como Gérard Contremoulin en un trabajo publicado en seno del dosier especial Rite Français Traditión y Modernité (revista La Chaine d´Unión Enero 2017), nos da las claves, no solo de lo que sucede con el rito Moderno en el GOdF, sino de todo lo que proviene de la raíz «moderna», al exponer que «Rito Francés se lanza a la defensa de la Republica y la Laicidad… Difícil por ejemplo, evocar el Rito de los «Modernos» como un rito portador de estos dos conceptos».
Partiendo de esta premisa, se abre el melón, y digamos que, en castizo, sería algo así como paga y vámonos,
Puesto que está planteando de mano, que los rituales han de ser cuando menos, la referencia de la praxis de la Obediencia, o sea una vuelta a los pragmatismos positivistas, pero desde concepciones modernas.
Es algo que se intuía, y hasta se adivinaba leyendo entre líneas los trabajos de los historiadores orgánicos del RF, pero hasta ahora, lo cierto es que no se había expresado de forma tan clara y rotunda.
Desde esta exposición de Contramoulin, se entiende el desentendimiento desde antiguo que se ha producido entorno al mundo ritual de los «Modernos» en el GOdF, lo codificara Röettiers de Montaleau o Susan Corda, el primero queda bien para la historia por su codificación, aunque a renglón seguido quede sepultado por el olvido.
Y esto ha sucedido desde las reformas positivistas, y el permanente abandono y renuncia a la raíz «moderna»; y la clave la aporta G. Contremoulin, que viene a decir que todo aquello que no esté en línea con la defensa de los valores republicanos y laicos que encarna la República Francesa, y cuyo centinela es el GOdF, no parece tener cabida en la organización, aunque ello sea parte de la Tradición. De hecho, siempre que se habla del RF se habla o bien de las Reformas Groussier como el sumun de las reformas rituales, y de los Rituales de RF de Referencia como su gran reactualización, aunque todas ellas hayan llevado consigo la imposición de préstamos, o injerencias rituales y modales del REAA.
A la hora de hablar de la Tradición en el desarrollo ritual, no deja de ser paradójico, pues pese al gran peso que tiene la Obediencia en este sentido, siempre sale citado René Gully, como sí el propio GOdF no tuviera Tradición propia, al final de lo que se trata es de seguir obviando la raíz «moderna», más allá de emplear las citas históricas y el origen antiguo para remachar la legitimidad ritual del GOdF.
Tal vez toda esta reacción, provenga de la presión que se ha ejercido sobre el GOdF, desde distintos puntos, con el despertar de la pasión por la Tradición genuina del Rito Fundacional que se retrotrae a finales del siglo XVIII y que llega hasta el siglo XIX con el Régulateur du Maçon.
Despertar, al que modestamente hemos colaborado desde España con el trabajo del Circulo de Estudios del Rito Francés Roettiers de Montaleau, al traducir al castellano gran parte de los rituales del Régulateur, publicar artículos y reflexiones como esta misma, y contagiar a otros Hermanos de otros países, en el auge del conocimiento del rito fundacional de la masonería.
No hay que perder de vista, que frente a toda esa reacción que se desarrolló, se articuló la famosa Carta del RF de Lisboa, que aún se quiere abanderar desde el nuevo proyecto de P. Guglielmi al frente del GCGRF-GOdF.
Es cruel confirmar esa renuncia a la Tradición Histórica, y endiñársela a otros ,como hace uno de los intelectuales e historiadores orgánicos del GOdF en el seno del Rito Francés como es Ludovic Marcos, que dice en el folleto del Catálogo dela Exposición: 230 años de l´agregatión du Rite Français au GOdF des Lumieres au XXI , «El Régulateur es un texto fundamental,- aunque por otro lado-, no es más que una versión propuesta a las logias, una implementación de las infinitas variaciones, ¡Eso siempre será así¡ […] Actualmente este fermento ha hecho aparecer una serie de expresiones y maneras de una vitalidad, y de un proceso en expansión del Rito Francés fuera del GOdF […] Como es notable (la otra presencia antigua del «Rito de los Modernos», incluyendo el RF, en Bélgica, Portugal, España, Italia, América Latina..».
Increíble lo que dice el Hermano Marcos, cuando, por ejemplo, Portugal y Brasil, llevan 200 años practicando el «Rito Moderno» y no precisamente porque el GOdF haya hecho mucho por ello, u otras acciones que no han venido de la mano de las fanfarrias del GOdF en Perú, o en Ecuador, sino de la aportación de trabajos en castellano, de rituales, y de una permanente labor de intercambio de materiales y reflexiones.
En todo caso, el artículo de Ludovic Marcos, Le Rite Français un parcous et un eveils exceptionnels , es la esquela del fallecido, y de quien reza el responso, que no es otro que G. Contremoulin, los cuales, ambos, no dejan dudas de la posición que el GOdF ha tomado con relación a la tradición de los Reguladores, del Masón y de los Caballeros Masones.
Por eso es difícil, cuando no imposible, que se pueda abordar un proyecto de revisión ritual de cualquier naturaleza, puesto que la impronta que se marca a modo de consigna, es que se ha de tener como premisa, “que en su seno debe caber como poco la República y sus aditamentos”, aparte de otras concepciones varias, como el ateísmo o el laicismo,
Y esto hablando de ritos y rituales, parece difícil, por no decir imposible, llevarlo adelante y más cuando ya se renuncia a la Tradición, bien porque esta haya es o haya dio inglesa, o bien, porque tiene un GADU, o no se titula como Rito Francés
En fín, estamos ante el peso de chauvinismo del hexágono, que es fortísimo.
Frente a la dificultad del abordaje de la reforma ritual, se abre una tercera vía, la cual parece haberse instituido en la Obediencia, más allá de las buenas palabras y las buenas concepciones, tal y como expone Nehr, las que apoya para lanzarse a la praxis en la defensa de la Republica y sus valores, o sea que no pudiendo hacer la operación de cirugía ritual precisa, tendente a reactualizar y hacer compatible todo que se ha venido exponiendo, aunque tampoco hay seguridad de que lo obtenido garantizase esa perseguida meta del laicismo ritual.
Por tanto, al analizar las contradicciones y prejuicios frente a la ritualidad proveniente del siglo XVIII, cabe preguntarse ¿cuál es la solución que se toma?
Lo que se hace de forma cotidiana, más allá de los debates academicistas de los masonólogos sobre rituales tradicionales o laicos, es que frente a las iniciaciones o trabajos rituales de las Tenidas y el desarrollo de estas , en general y pro la experiencia vivida es correr un tupido velo sobre los contenidos y bases bíblicas y religiosas de los pasajes, para de este modo realizar las ceremonias de iniciación o de paso de grado, lo más «ligeras» posible, sin grandes ahondamientos conceptuales, supongo que para que las contradicciones no afloren, y a continuación dedicarse a la construcción de «Templo» bien sea interior, aunque es preferible siempre, que este, sea exterior, con un trabajo a través del ejercicio del debate, que es como mejor se expresa buena parte de la membresía masónica del GOdF.
Lo cierto es que siempre me he preguntado frente a tanto prejuicio, religioso y bíblico, por parte de los Hermanos que encarnar en el Rito Francés en los Altos Grados, ¿Cuál es la posición o la necesidad de cambio de paradigma ritual, por parte de los Hermanos de los Capítulos del REAA, que son mayoritarios de largo en la Obediencia...? ¿Cómo se arreglan para no estar en esa permanente tensión ante las bases bíblico-religiosas de sus rituales? ¿Acaso son todos creyentes, o unos cínicos?
Esa es la realidad del día a día que se da en una parte de la Obediencia francesa, y la gran diferencia entre la propuesta del debate academicista que plantea Nerh, y algunos Hermanos cofundadores de esa refundación de 1999, y la situación de buena parte de los Capítulos de las Ordenes de Sabiduría, a los cuales, a muchos, nos les veo yo, ejerciendo el saludo y beso del buen pastor, o abriendo y cerrando la rosa mística del Rosacruz, o todo lo contrario. Me da la sensación que cada uno salva los muebles como mejor puede.
Las dificultades de la refundación y los temas rituales
En parte, Pierre Mollier, en el trabajo que se he publicado sobre el Rito Francés y la cuestión biblica, expone esa dificultad, cuya identidad histórica hace que a Murat no le valieran los descristianizados rituales de Montaleau y sus «Modernos», y menos aún, que a los positivistas como Blatin o Amiable, no les valieran ni los trabajos de Montaleau, ni siquiera los de Murat, pues queda claro que las claves pasan por el momento político ideológico que manda en el entono obediencial en ese momento, y el ritual, se quiere que sea el fiel reflejo ideológico en el que se mueve la estructura Obediencial.
Por eso A. Groussier, no podía ir a la fuente de la Tradición, la cual para él no llegaba más allá de las tesis simbólicas positivistas, y como mucho, se puede decir que se contentaba con apenas rebasar estas… sin quepor mi parte yo quiera menoscabar el gran trabajo que realizó A. Groussier para rebasar el positivismo en que se había instalado la Obediencia, o sus grandes aportaciones.
En fin, un tema interesante para otro debate pero que nos coloca ante los porqués de las dificultades que estamos viendo y analizando a la hora del abordaje ritual, y en ese pretendido cambio de paradigmas rituales masónicos en el seno de las Ordenes de Sabiduría, que realmente no fueron tales, sino que yo creo que era algo que estaba en la mente de algunos Hermanos, pero cuya elaboración necesitaba algo más que afán de superación y buena voluntad
Las propuestas para el siglo XXI en las Ordenes de Sabiduría
Sigamos pues con las propuestas programáticas que nos plantea el Conservador de la Vª Orden Jean-Charles Nehr a modo de nuevos modelos conceptuales que se ofertan para la práctica en el seno de las Ordenes de Sabiduría:
1ª Orden. Elegido: De la venganza a la justicia. Él debe vengar a Hiram” tal y como se propone desde los rituales de finales del siglo XVIII, en lo que respecta a la 1ª Orden”
Es evidente que mucho ha cambiado la noción de venganza hasta nuestros tiempos, porque también ha cambiado los conceptos de justicia. «Estábamos en la base de la “justicia divina inspiradora el brazo secular de la venganza”. Hoy la venganza no puede constituir un proyecto masónico. Por el contrario, hay que hacer de la justicia, un acto de cultura, ejercido contra los asesinos de Hiram. Encontrar, juzgar y castigar a los asesinos del Maestro, es el hilo rojo de la 1ª Orden.
Cuando reina la Justicia, entonces la verdad está satisfecha, se puede establecer la paz, la paz interior del hombre, en la sociedad, entre las naciones. En pasando de la venganza a la justicia, el Elegido pasa del estado de la naturaleza a la cultura».
2ª Orden. Gran Elegido: “De la unión de los hombres a la unidad de los valores; de la Torre de babel al Templo de Salomón”.
En esta 2ª Orden «Salomón une los diversos elementos del Conocimiento, para fundir un bloque único, la piedra cúbica de ágata. Pasando de la unión a la unidad de los hombres y a la universalidad de los valores: ¿Se estiman los valores universales aplicables al conjunto de la comunidad humana? ¿Por ejemplo, la igualdad de derechos del hombre y de la mujer, ello es considerado como aplicable al conjunto de la humanidad o solamente reservado a una serie de países?»
Y como tal, Nehr en su artículo recoge en dicha Orden «conciliar tal antagonismo de los valores y realizar la unidad, que es una meta a atender siendo verdaderamente una utopía. Pero Trabajar en la unidad de los valores es el reto lanzado a los Grandes Elegidos».
3ª Orden. Caballero Masón: de la Construcción a la reconstrucción.
Esta Orden está dominada por el tema de la reconstrucción, y ello se ilustra en los rituales de origen por la historia de la reconstrucción de Templo de Jerusalén después del retorno del exilio de Babilonia. Los masones liberados por Cyrus retornan y reconstruyen el Templo, con una paleta en una mano y la espada en otra.
Y segundo, son las enseñanzas que contiene este escrito mítico: una construcción que nunca será definitiva, la historia humana en su ternario perpetuo: construcción, destrucción y reconstrucción. Por otro lado, el guardián de la espada, el Caballero Masón que representa los valores adquiridos y conquistados y siempre amenazados, y cuya disposición es siempre la de batallar por ellos. Que es la última parte de nuestro recorrido».
4ª Orden. Perfecto Masón Libre: de la emancipación a el esclarecimiento.
«A esta tarea está dedicada esta Orden, el esclarecimiento el hombre en una sociedad donde las estructuras y los funcionamientos permiten la realización de este ideal. Un recorrido que tiene diversas etapas: establecer la justicia, trabajar por la realización de la unidad de los valores, y la reconstrucción de una sociedad más justa y más esclarecida, en conjunto con acróstico JUERE, como lema».
Esta es la propuesta que finalmente nos hace Nehr, a modo de un enunciado del trabajo por hacer, y de cuyo resultado ritualístico parece que esto es en lo se ha condensado casi todo el trabajo de reconstrucción.
Lo cual pone de manifiesto que ir a una “reconstrucción”, parcial o total, de una ritualística queriendo salirse de los marcos de referencia bien bíblicos o religiosos, es una cuestión harto difícil, y por más que hoy se nos diga, o se plante por parte de algunos historiadores, que los Rituales de Referencia del Rito Francés del Gran Oriente de Francia están enmarcados dentro del concepto del modelo republicano laicista francés, lo que no deja de ser en parte una autocomplacencia, en tanto que lo sigue sujetando toda la estructura ritual, por más vueltas que le demos, por más que retorzamos los discursos, los textos y los argumentos, la base ritual, es la que es, un basamento bíblico religioso, que además en el Continente se reforzó, y hasta se cebó aún más en el desarrollo de los Altos Grados.
Va el autor francés cerrando su trabajo indicando que los «rituales del Rito Francés, en la totalidad de su recorrido – desde el grado de Aprendiz de la masonería azul (rituales de Referencia, -me supongo) a la 4ª Orden, con el Perfecto Masón, forman un todo homogéneo, harmonioso y coherente que los distingue de otros recorridos (rituales); establecidos en 1786 por los francmasones del GOdF, y restablecidos en 1999 en el seno de una continuidad que se enmarca en una masonería de progreso, y que constituyen un sistema ejemplar».
Colofón final
«La meta que se fijó hace ciento cincuenta años el GOdF, vuelve ahora a fijarse como meta que “todo masón, busca la verdad”. Que debe hallar en la «inteligencia, en su corazón».
Y con una cita de Jean Jaurès cierra el trabajo Jean-Charles Nehr.
«Lo que hay que salvar en primer lugar, lo cual es inestimable es la conquista por el hombre a través de todos los prejuicios, de todos los sufrimientos, y de todos los combates, y esta idea […], es la libertad soberana del espíritu, es la idea que ninguna potencia interior o exterior, ningún poder, ningún dogma puede limitar a perpetuidad. el esfuerzo de búsqueda de la razón humana».
Conclusión final
Esta es pues la materia esencial de artículo que en parte nos ha dejado con el dulce en la boca, pues nos hemos visto la materialización de esa pretendida revolución ritual, que amenazaba con cambiar paradigmas, y al final se ha quedado en una reactualización de los conceptos preponderantes en los que se enmarcan las Ordenes de Sabiduría, sin que se nos explique el problema del Caballero Rosacruz que fue grado cenital de los Altos Grados franceses, y las contradicciones en su desarrollo o el viraje hacia un grado sustitutivo y más acorde con los postulados de la Obediencia, como es el de Perfecto Masón.
En todo caso ha sido un interesante acercamiento al pensamiento de este autor, y las propuestas e incógnitas que de su lectura, y de otros van saliendo, lo cual le ofrezco para su conocimiento.
Circulo de Estudios de Rito Moderno/frances Röettiers de Montaleau